Al final, Theresa May, la primera ministra británica, no se quitó el saco durante la reunión del G20 que terminó el sábado (al menos, no se la ve con el brazo izquierdo descubierto en las fotos oficiales). Por eso los argentinos no pudimos ver “en vivo” el botón blanco del tamaño de una moneda de dos pesos que ella lleva adherido a la piel. Se trata de un dispositivo de última generación (evita los infinitos pinchazos en los dedos, entre otras muchas virtudes) para medir niveles de glucosa en niños y adultos con diabetes, que ella no hace ningún esfuerzo por ocultar (las imágenes de su visita a EE.UU. en julio lo dejan claro).
El dispositivo está disponible en nuestro país (donde la diabetes afecta a uno de cada 10 adultos... y ni hablemos de los niños), según informó la ONG Asociación Diabetes Argentina (ADA), desde mediados de 2017, pero su uso sigue estando restringido a quienes tienen la posibilidad de cubrirlo por su cuenta.
Sucede que la Ley de Diabetes, que se acaba de actualizar, no contempla su cobertura, y por ese motivo no es reconocido por la mayoría de las obras sociales, prepagas ni por el sistema público, a pesar de que contribuye a un mejor control de la enfermedad, como alternativa a realizarse punciones en los dedos varias veces al día. “Este sensor simplifica enormemente el control de la glucosa, pero además tiene otros beneficios muy importantes, que no ofrece ningún otro equipo, como marcar la tendencia de la glucosa, es decir, si está en ascenso o descenso. Es información muy valiosa para nosotros, que tenemos que estar tomado decisiones todo el tiempo para lograr el mejor control posible de la diabetes -explicó Adriana Angelina, paciente y presidenta de la Asociación Diabetes Argentina (ADA)-. Sin embargo, los pacientes sin los recursos necesarios deben conformarse con las alternativas anteriores, lo que no es justo”.
Cómo funciona
El sistema se llama FreeStyle y está compuesto por un sensor y un lector. El sensor, que se ubica en la parte posterior del antebrazo (como lo hace Theresa May, que en 2012 contó públicamente que le habían diagnosticado diabetes tipo 1), minuto a minuto mide la glucosa en líquido intersticial (entre las células, no en sangre) mediante un pequeño filamento que se encuentra colocado justo debajo de la piel. El lector se utiliza para escanear el sensor. Con cada escaneo se puede ver el valor de glucosa en ese momento, un historial de las últimas 8 horas y una flecha de tendencia.
“Es casi tan eficiente como los controles capilares (con pinchazo) y sería genial poder contar con uno. Yo usé de otra marca y otro modelo, pero desde hace dos meses han venido fallados -contó el tucumano Pablo Gianinni, que vive con diabetes tipo 1 y es educador diabetológico-. Este tiene capacidad y memoria, y le permite al médico descargar la información y observar el comportamiento aproximado de tu glucosa. Eso le sirve para tomar nuevas decisiones, en especial sobre insulinización, cambios de horario, aumento o disminución de insulina, etcétera”.
“Te acompaña las 24 horas. Y así, contando con educación diabetológica, en el momento que desees podrás ver y saber, para actuar; si la tendencia es ascendente, se debe administrar la insulina necesaria. Pero hay que insistir: sin educación, la tecnología no va a ayudar; quizás, todo lo contrario”, advirtió.